Desde la década de los setentas en Costa Rica, con el beneficio que representa ser un país en donde quiebran de las mejores olas del mundo y con la constancia en que se da, el nacimiento de talentos en el surf costarricense, ha sido, otra constante.
El sonado Carlos Villalobos durante la época de los noventas, Germaine Myrie al inicio del nuevo siglo, Carlos Muñoz, Axel Castro, Leo Apreda… por mencionar algunos.
Todos en momentos diferentes y a cargo de generaciones distintas que vieron en ellos, lo mismo que Andrea Diaz, ex surfeadora profesional, en los siguientes surfeadores:
Lupe Gallucio, Emily Gussoni, Francisco Coronado, Lia Diaz, Ariel Gutiérrez, Jorge Quedo, son solo seis casos de éxito adentro de la carrera surfística a la que los enrumbó “la negra” quien ahora concreta un proyecto de mujeres surfeadoras en Nosara.
Si se fijan, cuatro de esos seis fueron seleccionados nacionales, y tres, campeonas durante el Circuito Nacional.
La vida de Andrea, que a ella no le gusta separarla en etapas, sino como un todo, pero que inicia en Honduras y luego San José como nadadora con talento identificado, para después dejar todo por el surfing en Playa Hermosa, se lee como aquella surfeadora adicta a las olas grandes de Garabito en el pasado.
“Mi vida es de cambios y riegos fuertes, como las bombas de Playa Hermosa. Si ya remé esa ola, no voy a jalar la tabla. Me voy a tirar para luego saber qué sucedió”, así se define Andrea.
‘La Negra’ es híper activa, no se calla nada y no para de trabajar por ella, por sus hijos y por el surf morirá trabajando también.
De ahí el resultado y la influencia hacia surfeadoras como Zulay Martínez que la han reconocido, porque su maquinaria forma de ser, la llevaron a inaugurar dos proyectos tan exitosos y fundamentales para el crecimiento del surf guanacasteco como son la fundación ‘Surf For Youth’ y el Circuito Guanacasteco que hoy aloja más ligas menores que otra cosa.
Dos proyectos que nacieron en el mismo Tamarindo, desde las oficinas del Hotel Best Western Vista Villas, hotel sede de grandes eventos de surf y donde nacieron las ideas de los proyectos que que de alguna u otra manera, impulsaron las ligas menores del surf guanacasteco.
De hecho, la foto de Andrea fue tomada ahí mismo, lugar de encuentro para la entrevista.
Así la importancia de contar con personas como ella, pertenecientes a una primera generación de surfeadores que hoy forman a la segunda, es tal vez de las cosas más grandiosas que le pudieron pasar al surf nacional.
El surf no nace con las competencias, ni con las marcas, ni con las escuelas de surf. El surf nace y se hace grande, gracias a las iniciativas de los padres de familia que ponen a sus hijos a surfear desde temprano y, los que no contaron con ese tipo de ‘papás’, que cuenten con madrinas como Andrea que básicamente es un motor motivacional en la región donde se encuentre.
“Como te dije, soy una persona de cambios. Ahora el proyecto de S4Y lo adoptará un surfeador importante en Tamarindo (Jon Osborne), muy profesional y apasionado como yo”.
El cambio que ahora da, la que fue también seleccionada nacional al inicio del nuevo siglo con el Open y años después en el Master, inicia como un proyecto personal, pero que no les sorprenda que, desde su nueva casa, en Nosara, Andrea iniciará otro proyecto más en favor del surfing tico.
Y no porque lo haya anunciado, sino porque forma parte de sus status quo. En el ADN de su sangre corre agua salada que llega a un gran corazón.
Es en resumen, es el accionar de Andrea Díaz.
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